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jueves, 2 de mayo de 2019
Las ventajas de usar una silla salvaescaleras
Todos queremos lo mejor para nuestros ancianos, que nos han cuidado y han
dedicado gran parte de sus vidas a hacerse cargo de nosotros y a formarnos.
Pero lo cierto es que llegada cierta edad, hay tareas que se les vuelven
realmente complicadas y tenemos que tenerlas en cuenta.
Es un hecho que a una enorme cantidad de ancianos les afligen enfermedades
relacionadas con la fuerza de los músculos o con el adecuado funcionamiento
del sistema nervioso.
Cuando estas cosas se ven impedidas, en numerosas ocasiones actividades
cotidianas como cocinar, moverse por la casa o incluso subir unas escaleras,
se pueden volver realmente complicadas.
Subir escaleras es una particularmente problemática, pues no todos los
edificios disponen de un ascensor o de la posibilidad de instalar un raíl
salvaescaleras, y no siempre hay alguien cerca con la capacidad de llevar una silla
de ruedas o a una persona mayor a través de estas.
En este artículo hablaremos de las sillas para subir peldaños y de las orugas
salvaescaleras, una adición extremadamente útil y práctica para la vida de
muchísimos ancianos, que nos evita quebraderos de cabeza y les brinda una buena
parte de independencia e integridad, lo cual también ayudará a su salud
mental y emocional.
Características
Empezaremos hablando de las sillas salvaescaleras, que son la versión
más analógica y que requieren de un ayudante para funcionar, aunque reducen
el esfuerzo necesario por parte de este de forma muy notable.
En este caso, la silla en cuestión dispondría de dos ruedines individuales
en la parte delantera, pero de dos ruedas compuestas por otras tres ruedas cada
una, distribuidas en una posición triangular de modo que la presión ejercida
contra un escalón se ve dirigida al siguiente a través de la próxima rueda.
Lo que se consigue con esto es que subir las escaleras sea tan sencillo
como empujar de forma diagonal hacia arriba, permitiendo a las ruedas
compuestas hacer el resto del trabajo físico. Cabe mencionar que la profundidad
necesaria del escalón para que estas sillas maniobren correctamente es de dieciocho
centímetros.
Estas sillas cuentan además con un cinturón para asegurar la
posición de la persona que esté sentada en ellas.
Por otra parte están las orugas salvaescaleras, que son una versión
mecanizada de este sistema, las cuales funcionan mediante baterías y
también necesitan a un ayudante para su correcto uso, aunque dotan de una mayor
autonomía al usuario en cuestión. Estas son perfectas para aquellos lugares
en los que la instalación de un raíl salvaescaleras no sea una opción.
Existen modelos que permiten el acople de una silla de ruedas individual y
otros modelos diferentes que cuentan con su propia silla.
Las baterías de estos salvaescaleras pueden llegar a durar un máximo de dos
mil cuatrocientos escalones, un número más que impresionante si tenemos en
cuenta que la separación entre pisos no suele ser de más de treinta y cinco
escalones, dependiendo de la altura de estos.
Ambos modelos están preparados para cualquier clase de diseño de
escalera, ya sea esta recta, de caracol, curva o incluso con escalones
dentados. Además, minimizan la cantidad de esfuerzo del ayudante
mientras le dan una gran sensación de autonomía y versatilidad al usuario.
Estos salvaescaleras son asimismo la mejor opción frente a un
salvaescaleras tradicional, que conlleva una instalación muy cara y compleja
que es obligatoria para que esta pueda funcionar. Con una silla u oruga
salvaescaleras, es comprar y lista para usar.
Motivos para adquirir una silla salvaescaleras
Lo cierto es que todos esperamos ser cuidados y recibir un trato agradable
y atento cuando lleguemos a una edad avanzada y nos empiece a costar movernos.
Nunca es fácil pedir ayuda, y es justo por eso que tenemos que estar
presentes para los más mayores, atendiendo a sus necesidades y siendo
inquisitivos sobre estas mismas.
Nuestros ancianos nunca quieren ser una carga para nosotros y vernos sufrir
por sus cuidados les hace sufrir a ellos. Invertir en calidad de vida y en
eliminar las barreras cotidianas que nacen de la edad es invertir en felicidad,
tanto para nosotros como para ellos, que siempre van a buscar la mayor
autonomía y dignidad posible.
En definitiva, una silla salvaescaleras puede traer un verdadero soplo
de aire fresco a la vida y ánimos de nuestros más mayores, lo cual la
convierte en una adquisición ideal.
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